Nayib Bukele y El Salvador

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Antonio Tejeda Encinas
Abogado

Presidente del Comite Euro Americano Digital Law –CEA Digital Law

En 2019, PARTICIPÉ como OBSERVADOR INTERNACIONAL en las ELECCIONES presidenciales de EL SALVADOR, un evento que no solo fue testigo de un proceso democrático ejemplar, sino que también marcó el inicio de un cambio profundo en la política y la sociedad salvadoreña. Con la victoria de Nayib Bukele, una nueva era de esperanza se abrió paso en un país que durante décadas había estado marcado por la violencia y la corrupción.

Desde la apertura de las urnas hasta el cierre de la jornada electoral, el ambiente fue de transparencia y compromiso cívico. Los ciudadanos acudieron masivamente a votar, motivados por el deseo de un cambio real y tangible. Nayib Bukele, con su retórica de ruptura y su promesa de luchar contra la corrupción, logró captar la atención y el apoyo de una población ansiosa por dejar atrás años de políticas ineficaces.

En los años siguientes a su elección, El Salvador ha experimentado una notable disminución en los índices de violencia y corrupción, alcanzando niveles mínimos históricos. Las calles de las ciudades que antes eran conocidas por su peligrosidad se han vuelto más seguras, y la percepción de seguridad entre la población ha mejorado considerablemente. Este éxito, sin embargo, no ha estado exento de controversias.

El estilo de gobierno de Bukele, caracterizado por una “mano de hierro,” ha sido objeto de un intenso debate internacional. Sus políticas, que a menudo priorizan la seguridad y el orden por encima de las libertades civiles, han generado tanto elogios por su eficacia como críticas por su enfoque autoritario.

La disminución de la violencia ha sido celebrada como un logro significativo, pero plantea una cuestión fundamental: ¿es posible lograr estos avances sin comprometer los derechos humanos y el Estado de Derecho? La tentación de justificar métodos duros en nombre de la seguridad es grande, especialmente en un país que ha sufrido tanto por la violencia de las pandillas y la corrupción sistémica.

El dilema que enfrenta El Salvador es un reflejo de un desafío global: ¿cómo equilibrar la necesidad de seguridad con el respeto por los derechos humanos? En un mundo donde las amenazas a la seguridad son reales y presentes, los líderes deben encontrar maneras de proteger a sus ciudadanos sin sacrificar los principios democráticos que sustentan sus sociedades.

La historia de El Salvador bajo el liderazgo de Bukele nos deja con una pregunta abierta y urgente: ¿puede un país verdaderamente prosperar si la paz se logra a expensas de los derechos individuales? Este interrogante no solo desafía a los salvadoreños, sino también a la comunidad internacional, que debe reflexionar sobre los límites del poder estatal en la búsqueda de un orden más justo y seguro.

Mientras El Salvador sigue su camino hacia el futuro, la tensión entre mano dura y derechos humanos seguirá siendo un tema central. El éxito sostenible requiere que los líderes no solo se concentren en resultados inmediatos, sino que también consideren el impacto a largo plazo de sus políticas en la libertad y la dignidad de su pueblo. En última instancia, el verdadero desafío es demostrar que es posible construir una sociedad donde la seguridad y los derechos humanos coexistan en armonía.

Como experto en alta tecnología y derecho, veo un camino viable para equilibrar los derechos humanos con la prevención y lucha contra la criminalidad a través de innovaciones tecnológicas que respeten las libertades fundamentales. A través de:

Análisis Predictivo Ético:
La utilización de algoritmos avanzados para predecir comportamientos delictivos puede transformar la prevención del crimen. Estos sistemas, diseñados con protocolos de ética y privacidad, permiten anticipar y mitigar incidentes sin necesidad de medidas de seguridad excesivas que comprometan los derechos individuales.

Inteligencia Artificial en Procesos Judiciales:
Implementar inteligencia artificial para analizar y revisar casos judiciales puede asegurar decisiones más justas y rápidas, reduciendo la carga en el sistema judicial y minimizando errores humanos que podrían llevar a violaciones de derechos.

Blockchain para Transparencia y Confianza:
La adopción de tecnología blockchain en registros policiales y judiciales garantiza la inmutabilidad y transparencia de los datos, reduciendo oportunidades de corrupción y aumentando la confianza pública en las instituciones.

Educación y Rehabilitación Digital:
Las plataformas digitales pueden ser potentes herramientas para la rehabilitación de delincuentes, ofreciendo educación continua y programas de desarrollo personal que fomenten la reintegración en la sociedad.

Drones y Vigilancia Inteligente: Los drones equipados con tecnologías avanzadas pueden proporcionar vigilancia en tiempo real en áreas de alto riesgo sin necesidad de una presencia policial invasiva. Al regular su uso con políticas de privacidad estrictas, se asegura que estas herramientas se utilicen de manera responsable.

Estas tecnologías, combinadas con un compromiso ético sólido y una supervisión adecuada, tienen el potencial de cambiar el paradigma de cómo se enfrentan la seguridad y los derechos humanos en todo el mundo. El reto es implementar estas innovaciones de manera que respeten la dignidad humana, demostrando que la tecnología puede ser una aliada poderosa en la búsqueda de un equilibrio justo entre seguridad y libertad.